En 1999, Olivier Clerc viaja a Teotihuacán, México, para participar en un taller con Don Miguel Ruiz y éste brindó a Clerc la oportunidad de vivir una experiencia transformadora y le regaló una herramienta tan simple como poderosa: el perdón. Olivier Clerc nos presenta un instrumento tolteca único y jamás revelado, extraordinariamente útil para encontrar el alivio, el perdón y el amor al que todos aspiramos.